Fe
Hace 5 años
Luego de haber cortado todos
los brazos que se tendían hacia mí;
luego de haber tapiado
todas las ventanas y puertas;
luego de haber inundado
con agua envenenada los fosos;
luego de haber edificado mi casa en la roca
de un No inaccesible a los halagos y al miedo;
luego de haberme cortado la lengua
y luego de haberla devorado;
luego de haber arrojado puñados de silencio
y monosílabos de desprecio a mis amores;
luego de haber olvidado mi nombre
y el nombre de mi lugar natal
y el nombre de mi estirpe;
luego de haberme juzgado
y haberme sentenciado
a perpetua espera y a soledad perpetua,
oí, contra las piedras de mi calabozo de silogismos,
la embestida húmeda, tierna, insistente,
de la primavera.
Octavio Paz
0 comentarios:
Publicar un comentario